Thursday, August 03, 2006

 

LA CIVILIZACIÓN Y LA POBREZA

**Perdon las fotos mi servidor no me lo ha permitido**

En nuestro país estas dos palabras son más comunes de lo que pensamos, pero eso en sí no es malo, lo malo está cuando las dos se combinan, tanto en el pensamiento como en la realidad y especialmente en el espacio.
En la actualidad me encuentro desarrollando un proyecto, donde tengo la oportunidad de explorar el territorio al mejor estilo de la comisión corográfica, he tenido la fortuna de ver unos paisajes increíbles, donde se combinan las plantaciones de especies no nativas, algunos reductos de vegetación de bosque alto andino, las cuales desafortunadamente no sobrepasan agrupaciones de una hectárea, y las viviendas rurales con las viviendas campestres, muy cercanas al estilo de la campiña francesa.
Esto me ha llevado a contemplar varias situaciones indignantes, la primera de ellas
se relaciona con el denominado plan de manejo de los cerros orientales de Bogotá, que el Ministerio de Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial ordeno realizar a la CAR – Cundinamarca.
En este plan se desea preservar las condiciones naturales que presenta la reserva Bosque Oriental de Bogotá, pero viene mi primer pregunta ¿Cuáles condiciones naturales?, si al dar una leve ojeada a nuestros cerros vemos como los edificios de todos los tipos han trepado la montaña hasta encontrar las inmensas plantaciones de vegetación no nativa con la cual los antiguos dueños de canteras intentaron minimizar el impacto de su actividad; entonces, ¿Dónde esta la condición natural?.
Ahora bien, si alguien como yo puede observar la situación del otro lado de los cerros se va a encontrar con algo realmente preocupante, el flanco oriental de esta reserva, que se convierte en la cuenca del río Teusaca, dentro de la megacuenca del Orinoco, presenta la mayor combinación de usos que yo halla visto en mis reducidos viajes por Colombia, allí pueden verse algunos otros barrios populares, construcciones campestres, explotaciones ilegales de madera y minerales, construcción desbordada de vías, clubes campestres, grandes pastizales y muchas otras actividades que no favorecen la conservación.
Entonces al ver el famoso plan de manejo me parece ver a mi algo en el futuro, o mejor en el presente inmediato, esta gran revuelta que armaron las entidades servirá para detener momentáneamente los intereses de los constructores, quienes ven en los cerros una buena forma de aumentar su capital y dinamizar la economía, pero además servirá a los políticos para darse un baño de fama adicional, preservando la zona forestal que da la cara a la ciudad, pues el plan de manejo tiene como límite de su influencia el perímetro de Bogotá, que escasamente supera el filo de la montaña; es así que veo este plan como una pequeña muestra de la desidia de nuestra legislación.
Si a esto se le suma la ausencia de concertación en este proceso, no solo con los habitantes, sino con los constructores que están en su legítimo deseo de hacer negocios, este plan puede convertirse en una bomba de tiempo, pues son muy fuertes y diversos los intereses, sin contar por ahora con las deficiencias técnicas que he visto hasta el momento.
Esto no quiere decir de ninguna manera que me oponga a la regularización del uso del suelo en esta zona, al contrario, soy uno de los más interesados, por ser bogotano y por estar viviendo dentro de este magnífico lugar, así que mi reflexión esta orientada a la creación de un verdadero plan de manejo que incluya una discusión amplia entre todos los actores, pues es la única forma de llegar a un plan que beneficie por igual a las partes.

Si alguien tiene información adicional sobre el tema que he tratado sería de mucha ayuda que la compartiera conmigo, por último pido disculpas a quienes esperan algunas apreciaciones más técnicas, pero el deseo es mostrar una visión general, quien desee puede hacer preguntas o aclaraciones particulares y con todo gusto las desarrollaremos en este espacio.

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